jueves, 28 de febrero de 2019

VIDA

No es competir.
No es la palabra,
ni la fidelidad del sometido.
No es ya el néctar, tampoco la calma:
una mano cogida con fuerza
  —unos pies pequeños por la orilla—,
sino el oro celeste que regala
sin decidir la primera vez que lo hizo
todo lo que ves.

Tu opinión ablanda huesos,
aprovéchalo, me dijeron.
Cavar fosas gratuitas y verter en ellas 8 metros cúbicos de lo tenido hasta el momento.

Cuando eches de menos el frío,
la primera vez que lo hagas,
celebra tu dicha.
Es una fiesta, me dijeron.
Me explicaron el principio
pero nunca que el final
comienza con el frío.

UN DÍA EN EL MUNDO - LA HOSTILIDAD

La hostilidad no son salvajes con cuchillos,
no va de una fiera oculta entre la maleza
que observa, salivando, a su próxima presa.
Tan inocente y diminuta, tan ingenua,
nació para ello, pero nunca lo sabrá.
La fiera oculta entre la maleza, paciente,
aguardará el momento idóneo para atacar.
Restando culpa al convertido en homicida
(pues no deja de moverse por simple hambre),
el universo agradecerá su intervención:
se habrá producido la simbiosis perfecta
entre el nacido para matar
y el nacido para morir.

La hostilidad sí son salvajes con cuchillos,
es una fiera con su presa entre las garras,
aunque los cuchillos pueden ser pensamientos
y los salvajes pueden no ser tan salvajes.
La fiera puede recibir adiestramiento
pero la presa seguirá siendo la presa.

En mi cacería puede no haber asesino
pero sí, siempre, víctima.