Hoy, un día,
te han gritado tanto
y te lo has creído tanto
que has olvidado tu nombre.
Era alguien tras el espejo.
Creerás defenderte
y tú misma juzgarás
y dictarás la sentencia:
arrancarte los ojos, y luego la garganta,
y luego la piel
para formar otra persona
con lo que más odias de ti.
Otra persona, o la misma
que hoy, u otro día
te gritará desde el espejo.
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